En finales de agosto de 2024decidí probar la meditación por primera vez. Sin expectativas, sin objetivos espirituales profundos, sólo 5 minutos de quietud. Me senté en una silla en una habitación tranquila, cerré los ojos y me centré simplemente en ser.
No ha sido fácil.
Unos segundos de quietud, y luego... pensamientos. Aleatorios, persistentes, imparables. Intenté dejarlos ir, pero volvían una y otra vez. Me sentí un poco frustrada. ¿No debería mi mente estar tranquila? ¿No se supone que la meditación debe ser tranquila?
Una búsqueda rápida me tranquilizó: esto es completamente normal. La meditación no consiste en alejar los pensamientos a la fuerza, sino en observarlos sin apego. También aprendí que empezar poco a poco es la clave-incluso 5 minutos al día pueden marcar la diferencia si se practican con constancia.
Al principio no fue fácil integrar la meditación en mi vida diaria. Entre el trabajo, las responsabilidades y una mente siempre ocupada, siempre había una excusa para no hacerlo. Pero seguí adelante. Medité, por ejemplo:
- En la silla de mi habitación.
- En el sofá mientras esperaba para salir a trabajar.
- Incluso en el coche mientras espero a que mi colega termine su entrenamiento.
Tuve la tentación de abandonar cuando no noté ninguna mejora inmediata. Pero con el tiempo, esos 5 minutos empezaron a parecer más naturales. Poco a poco, encontré momentos en los que mi mente se calmaba de verdad, aunque sólo fuera por un breve instante. Los pensamientos nunca desaparecieron del todo, pero aprendí que la meditación no consiste en detener los pensamientos. Se trata de aprender a estar presente a pesar de ellos.
Ese fue el principio.
¿Habría esperado que este simple hábito se convirtiera en algo más? En aquel momento, no. Pero me alegro de no haberlo abandonado.
¿Ha probado alguna vez la meditación? ¿Cómo fue tu primera experiencia?
Spanish 
English 
German 
French 
Portuguese 
Chinese 
Hindi